Por: Jonathan Falcao
En los tiempos de la era digital puede convertirse en una pesadilla ser cineasta y querer realizar producciones con contenidos de interés propio, la película del director Noah Baumbach, nos habla sobre el proceso de maduración que puede tener un aspirante a realizar una película.
Josh Srebnick (Ben Stiller) es la media de la mayoría de cineastas que realizan una película y ya sea por miedo al fracaso o por no domar las obsesiones se quedan estancados en un solo proyecto sin tener la menor intención de terminarlo y encerrados por la rutina.
El guion de la cinta evidencia los tipos de pose que llega a tener una persona en la edad adulta al encontrarse con una generación más joven, la fuerza de la película recae totalmente en la historia, dejando de lado las interpretaciones de los actores, un filme envuelto entre el drama y la comedia que es pretencioso sin morir en el intento.
Noah Baumbach maneja una dirección técnica sin formalidades, desde el inicio la película tiende a seguir un curso lento, lleno de interpretación que son el toque perfecto para no romper con la atmosfera y continuar siendo jóvenes.
Naomi Watts y Amanda Seyfried encarnan a personajes que son polos opuestos, a la vez tienen una caracterización similar, los personajes se ven expuestos a un choque cultural de generaciones y de modos de ver la vida.
La experiencia de ser cineasta es retratada de forma documental al seguir la vida de tres personajes que están trabajando en el mundo del cine y de las consecuencias que con lleva alcanzar el éxito.
Por otro lado la cinta nos hace recordar que cada día hay más jóvenes interesados por cosas que hoy en día son consideradas obsoletas tales como; máquinas de escribir, vinilos, leer libros, cintas beta o vhs.
Mientras somos jóvenes contiene una extensa reflexión sobre el proceso de ser adulto, de la carrera de seguir los sueños, a la par muestra la complejidad de tener una relación de pareja, de cosas que uno quiere hacer en la vida y de reconocer que jamás seremos capaces de llevar las a cabo, una obra que no dejara indiferente a los espectadores.
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